lunes, 6 de octubre de 2014

Mi Sala de Máscaras




















No hay mucha gente que conozca esta sala, pues muy pocos hablan de ella y los demás se lo callan. Sin embargo, todos la tenemos... una enorme sala con miles de máscaras que representan sentimientos, a veces falsos y otras no... pero sirven para camuflar tus verdaderos sentimientos. Cuando te dicen algo y te duele, sientes ganas de llorar y de gritarm o de huir y esconderte para que los demás no vean tu debilidad... entonces es cuando entras en la sala y escoges una sonriente e inexpresiva para que los demás no te vean. Pero a veces esas máscaras son débiles y no aguantan mucho, por eso tienes que ser fuerte y mantenerla (si es lo que deseas...) para no explotar... porque sabes que si dejas caer una lágrima, por muy pequeña que sea, después vendrán todas las demás.
Esas máscaras se van fabricando con el tiempo y este a su vez las va deteriorando, hasta que cuando nos morimos, se deshacen en polvo y jamás vuelven a aparecer.
Hay algunos que no la tienen, pues sus máscaras son demasiado débiles como para utilizarlas. Son esas personas que no tienen fuerzas para ponerse una máscara cuando les parten el corazón... o son demasiado falsas sus máscaras como para ponérselas. Probablemente yo soy de esas personas, que huyen y se esconden en sus libros o historias para que no les hagan daño.

domingo, 5 de octubre de 2014

Las Agujas del Reloj

Una vez me dijeron que el tiempo no existe, que solo somos una fuente de pequeñas ideas que se expanden y se crean... al no tener una razón para el día y la noche, alguien pensó que debía hacer algo y cambiar aquello, y lo hizo, creo un pequeño artilugio con agujas y numeros que pasaban y contaban los segundos, los minutos y las horas. Aquello ha transformado el mundo, lo ha cambiado completamente hasta hacerlo enloquecer, pues ahora nuestras vidas dependen de ello, de esas agujas que señalan el tiempo, el tiempo que nos queda. Al final todos vamos con prisas, corremos y hacemos lo imposible por superar la velocidad de la luz, para que esas agujas no nos señalen que hemos llegado demasiado tarde. Todo esto se puede comprobar en una fotografía de las grandes ciudades, en las que se ven los coches como unas rápidas lineas difuminadas y los edificios encendidos, mirando sin ver toda la vida que se desarolla al alrededor.
Al final, llega una momento que que las agujas te sobrepasan, y te rindes... ya no sabes que hacer, te encuentras perdido en un mundo agetreado e insensible. Muchos se quedan ahí, atrapados en su propia jaula, pero hay otros que cuando llega el momento, reúnen fuerzas y hechan a correr, otra vez... para encontrar un lugar mejor.
Pero, si el tiempo no existe... ¿qué sentido tiene levantarse de noche y llegar de noche? ¿para que los sirve aquel reloj sino para controlarnos?... pues todos los días son iguales, las horas, las rutinas... al final todo se hace monótono y te quedas esperando a que pase un pequeño milagro o algo extraordinario. Pero, ¿y si ese algo no pasa, y si no ocurre nada? esas preguntas nunca tendrán respuestas, pues somos nosotros los que podemos abrir nuestra jaula y hacer algo extraordinario.
Gracias por haber dedicado tu tiempo para leer esta pequeña idea...